Los archivos en un mundo donde todo se guarda

Entrevista a Trudy Huskamp Peterson [Publicada en El cohete a la luna]

[Por Mariana Nazar* y Alejandro Jasinski]

Trudy Huskamp Peterson es activista de la preservación y acceso a los archivos. Conoce los pasillos de los organismos internacionales, recorre países y desde su experiencia sostiene que “el acceso a los archivos empodera a la gente”. Por primera vez en Buenos Aires, habla de los desafíos, de su importancia para investigar crímenes de las dictaduras y violaciones a los derechos humanos actuales como contaminación ambiental o trabajo esclavo. Pero también señala los desafíos  que presentan un mundo apocalíptico donde todo comienza a guardarse. “Muchas violaciones a los derechos humanos hoy son documentadas electrónicamente —dice—, entonces tenemos que ganar conocimiento acerca de cómo preservar esos archivos electrónicos: cómo controlarlos, ponerlos bajo custodia y asegurarnos que sea confiable la forma en que los obtenemos”.

Foto: Gonzalo Magliano. De fondo, la exhibición Relicarios de la artista colombiana Erika Diettes, que tuvo lugar en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti

Peterson es archivista, doctorada en historia por la Universidad de Iowa (Estados Unidos), conferencista internacional y autora de decenas de artículos y libros. Hizo una larga carrera en la Administración Nacional de Archivos de Estados Unidos donde llegó a ocupar la dirección durante los primeros años de la administración demócrata de Bill Clinton, siendo además la primera mujer en alcanzarlo. Fue presidenta y miembro del consejo directivo de la Sociedad de Archivistas Americanos y vicepresidenta del Consejo Internacional de Archivos (ICA), con sede en París. Fue consultora del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados, la Organización Mundial de la Salud y tuvo gran experiencia en el asesoramiento de Comisiones de la Verdad, cortes especiales y procesos judiciales en Sudáfrica, Honduras, Sierra Leona y Guatemala.

Llegó a Argentina como representante del Grupo de Trabajo de Derechos Humanos del Consejo Internacional de Archivos, invitada a la Conferencia Internacional sobre Archivos y Derechos Humanos que organizó el CIPDH. Entre conferencias y talleres de trabajo, se tomó unos minutos para dialogar sobre ese mundo que tiene entre las manos.

¿Qué impresiones te llevas de la Conferencia?

Reunir personas de veinte países diferentes, generar el encuentro y hacerlos conversar es una tarea asombrosa, y se ha logrado. Los historiadores pueden decir a los archivistas cosas que faltan y los defensores de derechos humanos pueden decir que les faltan herramientas para enfrentar los archivos. Se encuentran aquí personas de todo el mundo que cuentan con profunda y vasta experiencia. Se han generado buenas discusiones, sobre todo en los talleres de trabajo, donde los participantes han conversado entre ellos muy directamente. Es realmente interesante.

Trudy Peterson Speaking at the Dedication of the National Archives at College Park (Archives II), May 12,1994. (Records of the National Archives) Fuente: prologue.blogs.archives.gov

¿Cuáles son las problemáticas más acuciantes o destacadas que se ponen de relieve en un encuentro de este tipo?

La mayor problemática de todas, que sobreviene una y otra vez, es el acceso; para los defensores de derechos humanos, sobre todo en relación a los archivos de las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas, y el problema gira mayormente en torno al secreto. El segundo punto fue el impacto de las nuevas tecnologías en este asunto, tanto en lo que se refiere a generar archivos como a la implementación de software que permitan extraer información de formas más sencillas que las que conocemos hasta ahora. El problema es que la preservación a largo plazo de la información digital es muy costosa, ya sea que sean documentos digitalizados como aquellos ya creadas digitalmente.

En función de los problemas aquí planteados, ¿te has sorprendido con algo en particular teniendo en cuenta tu experiencia internacional?

Bueno, dos cosas. Primero que nada, aquí hay personas que son investigadores en materia de defensa de los derechos humanos, y están realmente interesados en usar y en cómo usar los archivos. La combinación de personas como yo, que se reconocen esencialmente como archivistas, y los usuarios genera un inusual debate. También escuchamos a los historiadores, no sólo sobre el pasado reciente, sino en relación a su mirada de largo plazo. Ha sido realmente interesante lo que ocurrió en este congreso. Una de las cosas más interesantes, en la última sesión, surgió de una mujer proveniente de Chile, que dio su punto de vista como usuaria, cuyo problema se centraba en la necesidad de reconstruir el contexto de producción de los documentos de archivo. Eso es lo que justamente los archivistas hacemos todo el tiempo. Me pregunto si ella sabe de alguna forma que existe un standard internacional para estas cuestiones. Porque uno odia ver personas tratando de desarrollar protocolos básicos de descripciones, cuando eso es exactamente lo que los archivistas deberían hacer. Probablemente pudo haberse ahorrado tiempo si hubiese mirado los estándares internacionales existentes. Pero lo que esto me indica es que los archivistas no estamos haciendo un buen trabajo en comunicar a la comunidad de usuarios qué sabemos nosotros y cómo creemos que debería trabajarse.

¿Cómo se pueden mejorar los procesos de trabajo de archivos vinculados a derechos humanos?

Permítanme hacer un poco de historia aquí. En 2003, el Consejo Internacional de Archivos se reunió en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. En esa oportunidad, se hizo hincapié en la importancia que los archivos tienen para los procesos de conformación de las comisiones de verdad. A partir de allí, un grupo de personas del ICA decidió crear un pequeño grupo de trabajo sobre derechos humanos. Cuando me hice cargo de la presidencia de ese grupo en 2009, vi que archivistas nacionales y estatales estaban muy preocupados acerca de lo que este grupo iría a hacer, porque creían que el objetivo era algo esencialmente opuesto a su trabajo. Entonces, mi idea fue que debíamos generar conciencia acerca de la existencia de una gran variedad de archivos relacionados con los derechos humanos: los archivos empresariales, de ONGs, médicos, religiosos, educacionales. Desde entonces, tomamos la tarea de generar una gaceta mensual para demostrar esta gran variedad y para decirle a la gente: “estamos involucrados todos juntos en este asunto”.

Participantes de la Conferencia Internacional de Archivos y Derechos Humanos, Buenos Aires, marzo de 2018

En relación al problema muy actual de las empresas, ¿cómo es posible, más allá de que se trata de archivos privados, que no estén disponibles para la investigación, cuando éstas se involucran en violaciones a derechos humanos?

Déjenme dar dos respuestas a eso. La respuesta formal es que hace algunos años, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas solicitó un documento sobre el rol de las empresas en relación a los derechos humanos y fue designado el profesor John Ruggie para esta tarea. El reporte fue aceptado por el Consejo, con la declaración adicional de que cada año debería realizarse un encuentro para discutir este problema y conocer los progresos en relación a persuadir a las empresas de que también tienen responsabilidad sobre el tema. Y entonces han tenido hasta ahora cinco o seis de estas reuniones anuales y nosotros en el Grupo de Trabajo de Archivos y Derechos Humanos estamos muy decepcionados por encontrar que el documento fue aceptado por las empresas, pero no ha mencionado nada en relación a que el problema no puede ser abordado sin el acceso a los archivos. El año pasado, dos miembros de nuestro grupo asistieron al encuentro anual del Grupo de Trabajo de Empresas y Derechos Humanos en las Naciones Unidas e hicieron una presentación, excelente por cierto, sobre el rol de los archivos. Ahora hemos respondido sus llamados sobre cómo intervenir o cómo resolver situaciones problemáticas entre las empresas y las personas que han sido afectadas, evitando recurrir a la justicia, y hemos enviado un informe sobre esto, por lo cual seguimos insistiendo en esta idea sobre los archivos empresariales. Los “Principios básicos sobre el papel de archiveros y gestores de documentos en la defensa de los derechos humanos” está escrito para todos, para los archivos empresariales, los religiosos y muchos más. El problema es que las empresas pagan y entonces determinan cómo es el acceso a los archivos. Ahora estoy convencida que tenemos que trabajar a nivel nacional, hicimos lo que pudimos y seguiremos haciéndolo a nivel internacional, pero tenemos que tomar la opción local.

Usted presentó aquí una iniciativa de “Principios guía para refugios seguros de archivos en riesgo” ¿puede contarnos de qué se trata?

Bueno, un grupo de personas apoyadas por el gobierno suizo desarrolló una propuesta que consiste en facilitar que papeles, documentos o fotografías, de individuos, organizaciones o gobiernos, que están en riesgo por cuestiones de guerra, conflicto o cambio climático, puedan ser preservados por alguna institución anfitriona en alguna parte del mundo mientras dura el período de riesgo. Este documento está bajo revisión actualmente en el ICA y quizás lo logremos también en la Unesco. Sería una doble operación de blindaje. Swisspeace va a coordinar la operación, haciendo el enlace.


¿Existen experiencias que ya han resultado?

Claro. Estuve involucrada en cinco de estas. Nuestros colegas de Siria por ejemplo. Los contactamos con el Archivo Nacional de Finlandia, que tomó el desafío y está guardando una copia de seguridad, no los originales. Algunas instituciones no van a tomar archivos gubernamentales, por ejemplo, hay una organización en Malmö, Suecia, que no lo hace, pero sí guardará archivos de escritores o periodistas que están en riesgo.

¿Cuáles son los desafíos para los archivistas en el contexto de las nuevas violaciones a los derechos humanos?

Bueno, podemos responder de dos maneras. Primero que nada, los archivistas tenemos que dejar de pensar en ser también programadores de computación. Tenemos que reconocer que trabajamos con programadores, pero no lo somos. Estamos perdiendo el tiempo tratando de hacer lo que otro profesional puede hacer. En el nuevo mundo, tenemos que trabajar juntos. Lo segundo es que muchas violaciones a los derechos humanos hoy son documentadas electrónicamente, entonces tenemos que ganar en conocimiento sobre cómo preservar esos archivos electrónicos, controlarlos, ponerlos bajo custodia y asegurarnos que sea confiable la forma en que los obtenemos. Me refiero por ejemplo a China. La policía en China oriental está colectando muchísimos datos, generando un gran archivo y también está haciendo funcionar sobre esos datos un algoritmo para descubrir quién parece ser una amenaza para ellos en el futuro.


En este libro, Peterson recoge y sintetiza experiencias sobre la protección de archivos para el trabajo de las Comisiones de la Verdad. Clickeá aquí para descargarlo.

* Mariana Nazar es historiadora y archivista, es la responsable del Programa de Capacitación del Archivo General de la Nación